Palabras para un confinamiento

Una unión virtual de reflexiones

Ignacio Álvarez
5 min readApr 11, 2020

Un nuevo sábado de confinamiento. Mi reticencia a que fuera como el resto me ha embarcado en una nueva aventura de coordinación (por si la ANECA viere y entendiere) que me ha tenido pegado al móvil media tarde. Ha merecido mucho la pena y un honor ser participe de esta unión virtual. Mi función ha sido mínima: copiar y pegar. No hay ni una sola modificación para mantener así la autenticidad de los relatos.

Bal au moulin de la Galette — Renoir

Aquí os presento, sin orden ni concierto, el conglomerado de reflexiones que he recibido y que ahora comparto con vosotros. Muchas gracias a todas las personas que han participado en este entretenimiento. Espero que lo disfrutéis tanto como yo:

  • Y ahora, que no podemos relacionarnos con el otro, que estamos acotados a unas pocas palabras, mi avenencia se pierde en este laberinto del silencio. // Lo siento, pero una palabra puede adelantar estaciones o esclarecer misterios cuando se rinde despacio y permanece. — Estefanía Ramírez
  • El confinamiento me ha demostrado que es posible vivir bien en 80 m2; aprovechemos la inmensidad de la tierra al salir. // La gestión de la crisis del coronavirus ha puesto en entredicho la credibilidad de los expertos. Quizás aprendamos que la ciencia no es algo sencillo — José Zapata
  • Si de algo sirve el confinamiento, es para descubrir la capacidad que tiene cada persona ante una situación de esta índole. Sorprendente es, que prevalezca una vez más la ignorancia. — Florina Jelescu
  • Le confinement ne serait-il pas l’opportunité de ne pas voir des anglais ivres dans les rues de Malaga cet été? — Victor Sueur
  • Esta semana la he tomado con el ruido. O quizá, más bien, con la falta de silencio. El caso es que el fenómeno me resulta molestísimo. Antes se distribuía de manera más uniforme, por calles y casas, pero ahora se ha confinado con nosotros y estoy deseando escapar de él. En mi casa, las videoconferencias son constantes, cada vez más frecuentes. Muchas, absolutamente irrelevantes y, encima, a voz en grito, porque no parece haber otra forma de hablarle a la pantalla de un ordenador. Y no es solo la palabra: en Whatsapp, salen nuevos grupos de debajo de las piedras; en Twitter, el caos cacofónico me divirtió al principio y ahora me exaspera y me hace plantearme una nueva desconexión. En fin, no lo sé. Quizá la oposición me esté “anacoretizando”, pero creo que esta tendencia es extrapolable a la mayoría de individuos y de hogares. No puedo parar de pensar en el oportunísimo y brillante punto de partida de ‘Agitación: sobre el mal de la impaciencia’, en él Jorge Freire referencia a Blaise Pascal: todos nuestros males derivan de la incapacidad de quedarnos quietos en una habitación. Quietos y en silencio. — Nacho Garrido
  • Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad por un poco de seguridad no merece ni la una ni la otra, o algo así dijo Benjamin Franklin. Pues bien, unos 300 años después, y por lo menos en el contexto que se está viviendo, podemos decir con mayor o menor reparo, que quizás no estaba del todo en lo cierto. — Tomás Loring
  • Algo que no estoy llevando muy bien en el confinamiento está siendo la poca concentración que tengo para hacer cualquier cosa. Incluso para escribir esta frase en la que solo tenía que decir lo que me está pasando, he tardado más de diez minutos. — Carlos Briginal
  • Me gusta pensar que esto que estamos viviendo es nuestro punto de inflexión. Una oportunidad para cambiar. Será responsabilidad de cada uno ser una mejor persona cuando todo acabe. — Juan Carlos Boutellier
  • Desde mi terraza improvisada de un palmo de ancho oigo reírse a las gaviotas. De nosotros, lógicamente. — Raquel Isábal
  • Le confinement c’est comme une diarrhée, tu sais quand ça commence mais pas quand ça va se terminer — Pierre Bourg
  • No soporto los aplausos de las ocho, y me siento mal por no haber participado un solo día de ellos. Cuando la hora se acerca pergeño maniobras elaboradísimas: desde tener unos auriculares cerca, apagar la televisión cuando los retransmiten o cambiar de habitación, estrategia no siempre efectiva cuando tu piso es pequeño. — C.
  • No te puedo decir mucho, sólo hago ir a la nevera una y otra vez. Sospecho que mi mente tiene hoy la pena del confinamiento o está ejecutando un plan estratégico de acopio de comida a fin de prepararme para los duros meses venideros. ¡Espero que sea lo primero! — Paula Conde
  • Cuando el tiempo se detuvo, dejaron de molestarnos el ruido del tráfico, la bulla de la mañana, la prisa por la puntualidad y los sonidos de la ciudad. La vida en suspensión es un estado de silencio: es la detención que permite retomar esa interminable labor de reparar en la existencia de uno mismos para volver a ser capaces, cuanto antes, de procurar amor al resto. — Sofía Rodríguez
  • He echado tanto de menos salir a la calle que, sin ser cofrade, el otro día casi me arranco con una saeta cuando vi una virgen en la tele. — J.
  • En Decameron, un grupo de jóvenes pasaba el confinamiento provocado por la Peste Negra contándose historias entre ellos. En el confinamiento por el coronavirus, se ha sustituido el compartir historias pasadas por dar forma de historia al presente. Quizás por eso hablamos de héroes, líneas de batalla y enemigos invisibles. — Juan Pablo García Pinzón
  • Cada día que pasa, y mi madre pone un plato de potaje encima de la mesa, doy gracias a Dios por no haber hecho caso a las autoridades (y a algún Judas que se hacía pasar por amigo) y haber bajado Málaga para la cuarentena; no permaneciendo en ese zulo que tengo como hogar en Madrid. Las latas de Litoral hubieran acabado conmigo la primera semana. — Javier Iglesias
  • Si me llegan a decir antes de empezar que voy a estar un mes, mínimo, sin salir de casa, pensaría que a estas alturas iba a estar mucho peor de lo que estoy. Dicho esto, está empezando a pesarme más de la cuenta. — Manuel Gómez
  • (EN CUARENTENA) Mi padre: (estamos a miércoles) bueno ya estamos casi a viernes, (después de comer) me voy a tomar un helado. El mismo sujeto: (día siguiente, jueves) bueno ya prácticamente es fin de semana!!! (Después de comer) voy a tomarme un licorcito de hierbas y unas chuches. Este mismo sujeto, día siguiente, viernes, después de comer: ESTAMOS A VIERNESS, olee!!!! Helado de postre, licor de hierbas de digestivo y numerosas golosinas y chocolates de guarnición… et voilà. — José Mª Carrera
  • Por fin las calles libres para que los riders traigan antes nuestro antojo diario. Un poco de sushi, helado o una hamburguesa. Pero niños y ancianos encerrados, así no molestan. Viva la Generación Z, viva Los millennials, los reyes de la pista en esta pandemia. — Cynthia Ortiz

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